Realmente debo considerarme afortunado después de lo que ha pasado. Veamos lo positivo:
- En primer lugar, no hacía ni dos horas que había regresado a Yokohama desde Tokio.
- Durante el terremoto no se cayó absolutamente nada al suelo, aunque yo estaba bailando lambada sin pareja.
- No se rompió ni un cristal, ni ninguna lámpara.
- Los servicios seguían funcionando, tanto electricidad como gas, teléfono móvil y fijo e Internet.
- En el exterior no hubo edificios derrumbados ni incendios. Ni siquiera grietas apreciables.
En fin, un cúmulo de cosas positivas. Lo malo es que por ejemplo, no podía abrir la puerta del armario para sacar la bolsa de emergencia porque el suelo se estaba combando y no me dejaba. El teléfono dejó de funcionar poco después, pero creo que debido a que NTT activó el modo de emergencia para evitar colapsos. Sin embargo, Internet ha funcionado en todo momento, al igual que el gas y la electricidad, aunque anuncian cortes de 3 horas a partir del lunes.
En fin, pese a no poder mantenerme vertical, no poder abrir puertas, y el baile que tenían las lámparas, que llegaban a golpear al techo, tuve ánimo para asomarme un par de segundos por el balcón, para ver cómo los cables eléctricos se sacudían como látigos, y las farolas, más flexibles que los pilares de hormigón que sujetan los cables, se sacudían de un modo increíble. No había un ruido de fondo, ni crujidos ni nada similar, sólo golpes secos, y también recuerdo gritos de mujer, pero no de dolor, sino de miedo. De hecho, en ningún momento tuve miedo ni sentí que se acaba el mundo... quizá si las sacudidas hubiesen sido aún más fuertes, o las cosas se derrumbasen a mi alrededor pensaría eso e incluso más, pero lo cierto es que no fue para tanto, y no es que me quiera hacer el héroe.
En fin, hoy salí por primera vez, y la normalidad es absoluta. Algunos artículos en los
kombini agotados, pero eso sucede a veces también en un día normal. La gente comprando más de lo normal, pero no haciendo acopio. Gente paseando junto a la estación como en cualquier sábado. No hay nada anormal, excepto la grieta que he visto rodeando a un edificio. Es curioso que siga la forma del mismo, y a las fotos me remito.